UN RELOJ DE SOL CON HISTORIA
Texto elaborado por Liliana Cancelas Gargamala y Xabier Guardado Soliño. Socios de A Illa dos Ratos y Guías oficiales de Galicia. Fotografías de Evaristo Cancelas y Cangas.org.
La iglesia de San Andrés de O Hío sirve, inesperadamente, como pedestal de un reloj de sol que lleva marcando las horas desde 1854
Un reloj de sol es un instrumento de señala la hora solar a partir de dos piezas muy sencillas. Necesitamos una superficie lisa (la faz), en la que se marcan una serie de líneas que definirán las horas solares.
En esta superficie se incrusta una varita (el gnomon), generalmente metálica, de tal manera que su sombra nos vaya marcando las horas. Este sistema tan simple esconde un gran cálculo, ya que el gnomon debe estar colocado en paralelo al eje de la Tierra y apuntando a la Estrella Polar.
Evidentemente estos relojes son propensos a ser ornados con todo tipo de decoraciones. Y el reloj de O Hío es un buen ejemplo. En él podemos ver claramente dos figuras con forma humana. En la parte baja vemos lo que parece un hombre con los brazos en alto sosteniendo una cuerda.
Sería esta la personificación de Cronos, el dios griego del tiempo, y la cuerda simbolizaría el eterno retorno, el tiempo cíclico. Encima de su cabeza sostiene la faz del reloj, donde la cuerda se enrosca en el gnomon y, encima de él, vemos la cabeza de una mujer con una especie de gorro o tocado. Tenemos así la representación del tiempo que pasa, imparable, desde nuestro nacimiento hasta la inevitable muerte. Tic, tac, tic, tac.
La vara o gnomon del reloj de O Hío marca las horas desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde en números arábigos (y no romanos). La limitación de estos aparatos es que no funcionan con luz lunar, ¡qué le vamos a hacer!
Esta pequeña obra de arte se le atribuye al maestro cantero Ignacio Cerviño, quien habría esculpido también el vecino cruceiro de O Hío, el más conocido de toda Galicia
Para leer la hora en un reloj de sol hoy en día debemos tener en cuenta que hay un desfase entre la hora solar y la hora oficial. Por lo tanto, para obtener la hora legal en horario de invierno sumaremos una hora a la lectura del reloj de sol y, en verano, dos.
Los relojes solares más antiguos que se conocen son egipcios y datan, aproximadamente, del siglo XV antes de nuestra era. Los antiguos egipcios calculaban la hora fijándose en la sombra proyectada por los obeliscos. Y desde entonces siguieron usándose hasta no hace tanto como los únicos instrumentos para medir fácilmente el tiempo.
Es por eso que los relojes de sol eran colocados en las iglesias para regular las horas de sus rezos canónicos, o en los edificios públicos para que la gente pudiese consultar en todo momento la hora. También encontramos relojes de sol en otros soportes como, por ejemplo, un hórreo donde marcaría los turnos de riego.
La singularidad en este caso viene dada por el hecho de encontrarnos en una iglesia católica representaciones de dioses paganos. Sería por eso el castigo divino que sufrió esta obra de arte a mediados del siglo XX. Corría el año 1954 cuando en O Hío se estaba rodando la película Viento del norte.
El atrio de la iglesia y sus alrededores fueron decorados con arcos y guirnaldas como si estuviesen en fiestas. Una de las guirnaldas cruzaba la carretera, estando un cabo atado al balcón de una casa y el otro, como no, al reloj de sol. Todo iba perfecto hasta que un camión más alto que la guirnalda pasó por la carretera, la enganchó y la tiró dejando tras de sí a una mujer herida y el desventurado reloj de sol destrozado, desparramado por el suelo.
Después de ese día, el reloj estuvo años desaparecido. Nadie supo nada de él hasta que el párroco D. Andrés Carril Pardo (párroco de 1981 a 2006) lo mandó restaurar y lo colocó en el jardín de la rectoral, siendo devuelto a su lugar original años más tarde, por el actual párroco, D. Emilio Alfonso Fernández Sotelo.
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