EL ORIGEN Y LA EVOLUCIÓN DE LOS MOLINOS
Texto elaborado por Xabier Guardado Soliño y Liliana Cancelas Gargamala. Socios de A Illa dos Ratos y Guías oficiales de Galicia.
La tradición griega afirma que la creadora el molino fue Deméter, madre de los cereales y ya Homero destaca su presencia novecientos años antes de nuestra era. Pero su verdadero origen viene de mucho más atrás.
La historia de la trituración de los cereales comienza en Galicia en el Neolítico, cuando los humanos empezamos a cultivar nuestros propios alimentos
Los primeros molinos eran bien sencillos. Consistían en 2 piedras, una, la inferior, más grande que la otra y con la parte superior lista por la que la superior, más pequeña, se movía de adelante hacia atrás. Es el conocido como molino barquiforme, por la forma curvada que le quedaba a la piedra de abajo después de mucho moler.
De este sistema de molino plano, se pasó al circular –bien documentado en Galicia en la época castreña–, también de mano, en el que en un principio el movimiento no era completo sino de vaivén: éste consta de dos piedras, en un primer momento planas y luego cónicas, en las que la superior (muela) gira sobre la otra (pie) por medio de un movimiento realizado con dos palos clavados en ella, cada uno a un lado, para ser sujetados cada uno con una mano.
El siguiente paso fue sustituir estos dos palos por uno solo, clavado ahora verticalmente en la parte superior de una muela, de tal manera que al moverlo con una mano se pudiese hacer un movimiento circular continuo. De esta manera aumentamos la producción ya que no hay que cambiar de sentido el giro, como había que hacer con el sistema anterior.
Este sistema de molino evolucionó alargando este palo y uniéndolo a una pared, consiguiendo que, con muchísimo menos esfuerzo, se pudiese mover la piedra más rápido y, por tanto, moler mucha más cantidad. La importancia de este modelo es que ahora el molino ya no es portátil, sino que tiene que estar fijado en una estructura inmóvil. Llegamos al concepto de molino como edificación en la que se muele.
A pesar de eso, en estos molinos se molía en Galicia centeno, trigo, cebada o maíz. Su empleo llega casi hasta nuestros días, usándose paralelamente a los molinos de agua y de viento, pero últimamente ya solo para hacer comida para el ganado, ya que molían muy grueso.
Aunque ya Antipater de Salónica en el año 85 a.n.e. habla de un molino de agua de rueda horizontal –dándonos las primeras referencias de la sustitución de la fuerza humana por la hidráulica-, en el año 27 a.n.e. Vitrubio, arquitecto e ingeniero romano, describe la existencia de mecanismos de rueda vertical movidos por agua, y en el s.V el francés Gregorio de Tours cita los molinos de agua como cosa frecuente en su tiempo, lo cierto es que su uso común en la Península Ibérica data del tiempo de los árabes, entre los siglos XI y XII.
Estos molinos, con un elevado coste de fabricación, estaban originalmente vinculados a la nobleza y al clero, que cobraban por su uso a la población local. El momento de mayor expansión de los molinos hidráulicos en Galicia será ya en el Edad Moderna.
A partir del siglo XVII comienza la expansión del cultivo del maíz (americano), que substituye casi por completo al cultivo del mijo (europeo) de tal manera que el maíz pasa a llamarse millo (mijo en gallego), y el millo pasa a conocerse como millo miúdo para diferenciarlos
En este momento es cuando los molinos de río comienzan a ser de verdad una edificación omnipresente en casi todas nuestras corrientes fluviales. En el catastro de Ensenada de 1752 se cuentan 245 molinos harineros en el Morrazo. En el año 1981 se contabilizaban aún más de 360.
En el siglo XIX comienzan a incorporarse algunos adelantos como, por ejemplo, la fabricación en hierro de piezas que tradicionalmente eran de madera o piedra. Y en el siglo XX se industrializan los procesos de fabricación de piezas tradicionalmente de factoría artesanal como los rodicios, los erguedoiros, las piedras de moler, etc. Pero ya a mediados de ese s. XX, con la aparición de nuevas máquinas, comienza el rápido declive de los molinos.
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