DEFENSOR DEL MAR, FUENTE DEL SUSTENTO DE CANGAS

Texto elaborado por Óscar Rodríguez Martínez, socio de A Illa dos Ratos, a partir de la información facilitada por Fernando Cuñarro Pintos, secretario de la A.C A Cepa. y de Suso Caramuxo.

«La materia se extingue con el tiempo, mientras que el alma perdura en la Eternidad»

«Las cosas grandes, vestidas de humildad, tienen una belleza que no envidia la de la luz y los colores»

D. Félix de Ozámiz Rodríguez-Sesmeros

Don Félix de Ozámiz y Rodríguez-Sesmeros (1904 – 1958) fue un oficial da Marina de origen vasco que tras 30 años en Cangas se ganó la estima y el reconocimiento del pueblo por su esfuerzo en la defensa del mar, fuente de sustento de la gente más humilde de la villa.

En su desempeño dejó tras de si una fama de hombre estricto y muy riguroso con las infracciones que se cometían en el mar, pero también de una gran calidad humana. Esa marcada personalidad hacía que por una parte afirmase «yo no hice las leyes ni los reglamentos, pero me han puesto aquí para hacerlos cumplir» y por otra, una vez aplicada la sanción, se interesase por la situación en la que quedaba la familia del infractor y no dudase en axudarla si era necesario, ya fuese recurriendo a sus contactos o dándoles directamente dinero de su bolsillo.

Siendo Teniente de Navío, D. Félix de Ozámiz Rodríguez-Sesmeros se casó a los 24 años con Dª María Guzmán Rodal, una joven que pertencía a una familia relevante de Cangas

Tras contraer matrimonio el 5 de diciembre de 1928, se trasladó coa su esposa al pazo familiar de Leirachán, situado en el barrio del Espíritu Santo. Al no tener descendencia siempre fueron muy generosos tanto con sus sobrinas como con los hijos de las personas que trabajaban en su casa.

Una de estas personas era «A Pechencha», de la familia de los Torrosos, una mujer que tenía muchos hijos, algunos ahijados de D. Félix. «A Pechencha» era una de las muchas «choronas» que hubo en Cangas y cuando recibó la noticia de la muerte de D. Félix, lloró de corazón por el triste final de aquel gran hombre, pero también por la gran pérdida que suponía para su familia al quedarse sin su protección y ayuda.

D. FÉLIX OZÁMIZ RODRÍGUEZ-SESMEROS
Dª María Guzmán Rodal e D. Félix de Ozámiz Rodríguez-Sesmeros el día de su boda.

Durante su paso por la Comandancia de Marina de Vigo destacó por su traballo en la vigilancia de la ría en todos los aspectos. José María Castroviejo dejó escrito de él que era de admirar “por la labor realizada ejemplar e incansablemente a favor del mar y de los hombres del mar que en él buscan su sustento. La ría, antes esquilmada, se vió, coma en un milagro, poblada de nuevo. Fanecas, pulpos, robalizas, … y hasta la huidiza xouba volvió a alegrar la ría y los hogares con su presencia. Como obras son amores, el milagro se hizo por la inexorable vigilancia de un hombre que impidió el empleo de los destructores aparejos de arrastre, de la dinamita y de las barcas dentro de aguas prohibidas, haciendo que las vedas fuesen también una realidad sobre las augas. Ozámiz fue riguroso consigo mismo y riguroso con todo infractor».

Don Félix de Ozámiz era el comandante de la flota de submarinos en la que hicieron prácticas en la ría de Vigo los alumnos de la Escuela Elemental de Pesca de Cangas en 1933

La Escuela Elemental de Pesca de Cangas fue la primera Escuela Náutico Pesquera que funcionó en todo el Estado Español, un proyecto pionero impulsado por el mestro del pósito D. Felipe Carnicer.

Sus alumnos recibían enseñanzas de patrón, fogonero habilitado y motorista, siendo la primera vez que se incluían prácticas en pesqueros a vapor y con motor de explosión. Además de esto, gracias a la participación de D. Félix de Ozámiz también pudieron hacer prácticas a bordo de submarinos de la Marina.

Tras varios años realizando una encomiable labor en Vigo, D. Félix de Ozámiz fue destinado a Ferrol

Durante los anos que estuvo al frente de la Comandancia de Marina de Vigo consiguió la regeneración de la ría de Vigo. No fue sencillo ya que tuvo que perseguir el empleo de dinamita y las artes de pesca prohibidas. Incansable, no dudaba en embarcarse de día o de noche para supervisar las labores de las lanchas de vigilancia o aparecer de repente por los mercados para medir el pescado que se vendía y ordenar que se tirase al mar todo aquel que no daba la talla mínima.

Por cosas como estas, los marineros de toda la ría, que estaban muy agradecidos de su labor, recogieron firmas para que continuase siendo el responsable de la vigilancia pesquera y así consiguieron que el Concello de Cangas lo nombrase hijo adoptivo de Cangas.

Tenía a los mariñeiros y a las peixeiras de su lado y en contra a algunos armadores que querían enriquecerse a cualquier precio, sin importarles esquilmar la ría y su riqueza, pero tras él dejaba para ambos bandos una imagen de hombre recto y implacable en su labor y una retahíla de anécdotas.

Muchas de ellas surgían cuando le pedían favores para que los hijos pudiesen cumplir el Servicio Militar Obligatorio, la «mili», en un destino cercano como la Escuela Naval de Marín. D. Félix ayudaba a todos los que podía pero si algún marinero agradecido intentaba agasajarlo con unas docenas de nécoras o algún pescado de mérito, obligaba a los empleados de la casa a devolver los presentes, en algún caso incluso después de ordenarles cocinarlos.

D. Félix de Ozámiz continuó con su carrera en la Marina tras la Guerra Civil

En los inicios de la Guerra Civil en otoño de 1936, como Teniente de navío de la Marina de Guerra y comandante del «Tritonia», estuvo al mando de una flota de 19 bous (barcos de altura requisados y dotados de artillería) del bando nacional en el Cantábrico. Veinte años más tarde, junto con sus compañeros, recibiría un homenaje por parte de las autoridades franquistas por su valentía en la localidad de Ribadeo. 

No sería la única ocasión en la que recibiría el reconocimiento por su labor ya que hay constancia de 17 condecoraciones oficiales a lo largo de su carrera en la Armada. Por esa experiencia fue nombrado Comandante del buque escuela de la Armada Galatea en 1941.

D. FÉLIX OZÁMIZ RODRÍGUEZ-SESMEROS
El Galatea, una vez estuvo fuera de servicio de la Armada, fue adquirido mediante suscripción popular en 1992 poe el Ayuntamiento escocés de Glasgow, donde había sido construído como mercante en 1896. Allí fue restaurado y abierto al público como museo. FUENTE: https://vadebarcos.net/2015/08/29/buque-escuela-galatea-gleenlee/

En los años cincuenta D. Félix de Ozámiz se opuso a la instalación de la fábrica de Celulosas en Lourizán. Su postura inflexible no les debió gustar mucho a las autoridades franquistas, pero era un hombre de ideas fijas y con una fuerte personalidad y a pesar de las presiones se mantuvo contrario a esa instalación en la ría de Pontevedra por lo que suponía para el medio ambiente.

Su participación en un Consejo de Guerra pudo ser la causa de su misterioso e inesperado fallecimiento

Por ser una persona íntegra y con muchos valores fue designado por sus superiores para participar en un consejo de guerra. Otros compañeros de armas alegaron razones diversas para no aceptar esta difícil encomienda, sobre todo porque el acusado afirmaba ser primo carnal de Carmen Polo. Era un capitán de la mercante que en estado de embriaguez había realizado una maniobra temeraria desobedeciendo las indicaciones que recibía desde tierra, lo que había provocado la muerte de un joven que hacía labores de vigilancia en Ferrol.

Como era de esperar, D. Félix de Ozámiz realizó su función de forma impecable y el acusado fue condenado en base a las pruebas y los testigos que se presentaron. Podríamos pensar que esa conducta merecería un nuevo reconocimiento pero lo que ocurrió poco después de celebrarse el juicio fue totalmente lo contrario y surgieron presiones para que aceptase el cargo de Director de la Escuela de Mecánicos de la Marina en Ferrol. Acabó aceptando y poco tiempo después apareció muerto en la ciudad departamental con un tiro en la cabeza. Era el 17 de marzo de 1958 y D. Félix contaba con 54 años.

Los informes oficiales hablaban de un suicidio pero las persoas que lo coñecían nunca creyeron esa versión de los hechos porque eran conocedores de su carácter y porque un católico convencido como él nunca se quitaría la vida de esa forma.

Tres días después, el ABC daba cuenta de que su entierro se había celebrado «en un pueblecito de la ría de Vigo»  y que había constituído una sentida manifestación de dolor, a la que se habían sumado numerosas personas de todas las clases sociales.

El escritor y vecino de Tirán, José M. Castroviejo elaboró una sentida necrológica de despedida: «la noticia corrió como un reguero de pólvora por toda esta península de Morrazo, por Vigo y por otros puntos donde la labor de este querido jefe era apreciada en grado sumo, por convencerse todos de la eficacia de sus medidas«.

D. FÉLIX OZÁMIZ RODRÍGUEZ-SESMEROS
Fotograma de una noticia de TVE donde se ve a D. Félix Ozámiz, Comandante Militar de Vigo, en el Homenaje a las Marinas de Guerra, Mercante y Pesquera (1956).

El entierro de D. Félix de Ozámiz fue uno de los más concurridos e importantes de la historia de Cangas

El traslado de su cadáver desde Ferrol, que fue acompañado por una comisión militar encabezada por el Ministro de Defensa, constituyó una imponente manifestación de duelo, congregando en torno al modesto ataud a una inmensa multitud como no se recordaba en Cangas.

En el día de su entierro todo Cangas estaba en la calle aguardando a la comitiva que llegó detrás de unas motos de uniformados que pararon a la altura de la Casa de las Luces, donde aguardaban las autoridades de la Marina que vinieron desde Ferrol y de la Escuela Naval de Marín con las primeras autoridades locales y provinciales.

Hombres, mujeres, niños y niñas expresaban a voz en grito el dolor que les causaba la desaparición de este hombre que tanto había hecho por la defensa de los marineros y de la ría, la principal fuente de sustento de la gente de Cangas.

Al poco tiempo llegó un furgón de la Marina con el ataud. Suso Caramuxo, que en aquel momento era monaguillo y contaba con diez anos, recuerda que estaba en primera línea de los acontecimientos manteniendo erguida la cruz procesional, impactado por el sonido de los taconazos de los saludos militares que resonaban en aquel silencio infinito.

El cura de Cangas recibió el féretro y cuando la comitiva fúnebre comenzó a andar, desde el silencio emergió una potente voz de mujer que gritó: «O PAI DOS POBRES !!!». Esto provocó una gran ovación mientras los numerosos barcos que estaban presentes en la ría hacían sonar con fuerza sus bocinas.

El cortejo fúnebre encaró la ribera, subió por la calle San José y en el cruceiro que está pasando el cementerio tomó el relevo el cura de Coiro para conducirlo al cementerio parroquial, cumpliendo con los deseos del difunto.

Una lápida firmada por la Marina recuerda a “EL EXCMO. SEÑOR DON FÉLIX DE OZÁMIZ Y RODRÍGUEZ-SESMEROS CONTRAALMIRANTE DE LA ARMADA. JEFE QUE FUE DE LA FLOTILLA DE BOUS DEL CANTÁBRICO EN LA GUERRA DE LIBERACIÓN NACIONAL 1936-1939.  FALLECIÓ EL 17 DE MARZO DE 1958. D.E.P. LA MARINA”.  Y debajo del nicho, su viuda ordenó colocar otra pequeña de mármol que añade: “Félix de Ozámiz y Rodríguez-Sesmeros. marinero de la Virgen del Carmen”. María.

D. FÉLIX OZÁMIZ RODRÍGUEZ-SESMEROS

El Ayuntamiento puso su nombre a la calle central del barrio marinero de O Forte y como contamos en el artigo que dedicamos a la Casa de la Bola, su viuda, Dª María Guzmán Rodal de Ozámiz, cambió su residencia a la calle que llevaba el nombre de su marido, en una vivienda situada onde hoy están la cafetería «El Bribón de la Habana» y la «Clínica Dental Forte«.

D. FÉLIX OZÁMIZ RODRÍGUEZ-SESMEROS
La viuda de Ozámiz el día de la inauguración de la calle dedicada a su marido, con la mirada en la placa que lleva su nombre.
Óscar Rodríguez Martínez
Presidente A Illa dos Ratos en | + artigos

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