RECORRIDO POR «O SALGUEIRÓN» DE LOS AÑOS 60

Texto elaborado por el grupo de personas autoras del blog “Memorias do Salgueirón” (salgueiron. blogspot. com). Fotografías cedidas por la A.C. A CEPA.

O Salgueirón es la zona lindante con la fábrica de Massó de Cangas. Está limitada al norte por la carretera de Cangas a Aldán, con el barrio de A Caína en la ladera del monte San Roque, y al noroeste por el de Balea.

Una ruta guiada por los recuerdos de los niños de Massó

En los años 50 nacemos una serie de niños y niñas en las distintas familias que viven en las casas de la zona y que pertenecen a la fábrica. Vivimos nuestra infancia y adolescencia al margen de la actividad fabril, el Salgueirón se convierte en nuestro pequeño paraíso.

La economía familiar de estos hogares está influenciada por la existencia de las huertas. En ellas hay animales, árboles frutales y pequeñas plantaciones de verduras y hortalizas. Nuestra infancia transcurre en gran medida ahí, donde descubrimos erizos, paporrubios anidando en el suelo, ratones, serpientes y camadas de gatos y perros nacidas al amparo de las edificaciones.

La primera salida exterior es hacia las dos alamedas construidas sobre los aljibes que suministran agua a la fábrica. Las alamedas están ajardinadas. José se encarga de mantener los mirtos y los rosales en buen estado.

Por la hilera de plátanos pasan diariamente las filas de trabajadores que son convocados por la sirena de la fábrica, procedentes de la A Caína, Balea y más allá. Los plátanos son el lugar de refugio de bandadas de pardales en verano y al final del otoño los empleados de la fábrica los podan.

En las alamedas hacemos los primeros juegos de socialización: jugamos a las estampas, a las canicas, a las chapas, al pañuelo, aprendemos a andar en bicicleta y hacemos partidos de fútbol. Del lado de la alameda grande hay una pequeña cantera. Está limitada por otro gran aljibe de agua llamado O Campiño.

En un lateral hay un túnel que es una mina de agua y está lleno de murciélagos. O Campiño y la cantera son el lugar idóneo para jugar a indios y vaqueros. De aquí pasamos a organizar batallas con tirabolas, piedras y flechas contra los barrios limítrofes.

Las alamedas están limitadas por dos carreteras paralelas, la de arriba y la de abajo. Como no hay mucho tráfico son otro lugar de ocio y permiten ampliar la exploración del territorio, sirven para andar en bicicleta, correr, ir y venir de la escuela, ir a las casas de los amigos.

Los portales de las casas son lugares de reunión, sobre todo en verano. Las dos carreteras convergen en el «garaje«, una de las últimas construcciones de la zona, hecha con la piedra extraída de la cantera de O Campiño. En la carretera de arriba, cerca del garaje está el hotel.

Antiguo hotel de Massó y el Cruceiro.

Originariamente hacía esta función, pero a finales de los cincuenta es allí donde se alojan las dos escuelas unitarias de niños y niñas, inicialmente en el último piso y, posteriormente, en el primero.

Además, se adaptan algunas plantas como viviendas para los trabajadores de la fábrica. Delante del hotel hay unas escaleras que permiten el tránsito entre las dos carreteras. En esa bajada está el hórreo de piedra donde José guarda los aperos de jardinería.

Desde la alameda grande, descendiendo por unas escaleras se llega a la fábrica. En el descanso intermedio está el lavadero. En esos años no funcionaba como tal, lo utilizábamos para jugar a la pita.

Delante de la entrada principal de la fábrica está la guardería, donde dejan los niños mientras los padres están trabajando; la carpintería; el varadero, donde se arreglan los barcos de pesca; y la cantina, con los vestuarios de los trabajadores en la planta baja.

Del lado del varadero hay una pequeña playa que, junto con la cuesta, resultan cómodos para aprender a nadar. En verano nos bañamos en el carro. Con las mareas bajas hay una grande cantidad de algas y el entretenimiento principal es ir por las rocas pescando camarones y alguna que otra nécora.

Además de en las alamedas, los niños también jugaban en el  muelle de Massó

El muelle de Massó es el lugar de descarga de las embarcaciones que traen croques y almejas de los arenales del fondo de la ría, y de los barcos de pesca de xoubas, jureles, atunes y todo tipo de pescados que se enlatan en la fábrica. Los croques llegan a última hora de la tarde y, con unos pequeños tractores, los transportan en cajones al interior de la fábrica.

Transporte del pescado a la fábrica en el muelle de Massó.

Nosotros estamos alrededor atentos para coger los croques que caen de los cajones o que nos dan los pescadores, para comerlos allí mismo. El muelle es también una oportunidad para pasar las tardes pescando los omnipresentes buraciños, fanecas y demás pescados que abundan por allí. También es zona de juegos de futuros constructores de barcos, aunque con riesgo de alguna caída por las habías escogido o por las escaleras llenas de verdello.

A veces también se entretenían observando las ballenas en Massó

Más allá del garaje está el eucaliptal que, con su frondosidad, protege al Salgueirón de los olores de la ballenera ubicada al otro lado.

Mujeres posando en la ballenera de Massó.

A la ballenera también se llega por un camino que sale del hotel y baja por el campo de redes. Delante de la ballenera dejan fondeadas las ballenas y los cachalotes que traen los barcos balleneros a la espera de ser despiezados.

Los trabajadores suben a los animales con unas botas de pinchos y, con una especie de guadañas invertidas, van desguazando la epidermis, sacando unos grandes cachos de grasa que calientan para diluirla y guardarla en bidones. El suelo de madera está muy resbaladizo y más de un visitante lo prueba.

Pasada la ballenera están las playas de la Congorza, con el matadero municipal; la del Medio, con la laguna, y Areamilla. Son el confín del Salgueirón hacia la ría, donde pasamos mañanas y tardes de verano, tomando el sol, jugando al fútbol, nadando, sumergiéndonos, cogiendo camarones y comenzando a soñar con la vida adulta, como pioneros del turismo masivo de playa que llegó posteriormente.

Si os gustó este artículo, tenéis más información, historias y vivencias en: salgueiron. blogspot. com

Componentes del Grupo del blog Memorias de Salgueirón:

Merche Álvarez Vidal, Fernando Baliño Pizcueta, Marisa Baliño Pizcueta, Pili Broullón Miranda, Marisa Fernández Besada, Pili Fernández  Valladares, Mari Carmen García Hernández, Francisco Gil Cordeiro, Estrella González Fernández, Fina González Fernández, Carlos Pintos Llopiz y Jose Pintos Llopiz.

Redacción A Illa dos Ratos
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