CUANDO MOAÑA LLORÓ MIRANDO HACIA EL MAR
Texto elaborado por Raquel Rodríguez Paz. Socia de A Illa dos Ratos.
Os presentamos en esta ocasión lo que decidimos titular Diario de una tragedia porque, sin duda, lo que os vamos a relatar a continuación, marcó a toda la vecindad de Moaña tanto por los acontecimientos ocurridos como por la relación tan estrecha de nuestro pueblo con el mar.
El naufragio del “Ave del Mar”, el más trágico de la historia
10 DE NOVIEMBRE DE 1956: El pesquero moañés Ave del Mar se hunde cerca de las Islas Cíes.
Había salido a faenar en el atardecer de aquel viernes de otoño con 26 marineros a bordo, a la pesca de la sardina.
Ya de regreso con las capturas, se le pierde el rastro en el acantilado de la isla sur de las Cíes. Los noticiarios de la época atribuyeron las causas de la tragedia a la densa niebla que había aquellos días en el entorno de las Islas Cíes, lo que pudo provocar la desorientación de la embarcación.
En un primer momento, solo dos cadáveres fueron rescatados de aquel terrible naufragio aunque, una semana después, el sábado día 17, unos submarinistas encontraban restos del Ave del Mar y, posteriormente, once de los cadáveres serían encontrados esparcidos entre las rocas.
Los demás irían apareciendo en los días siguientes. El día 31 de diciembre se daban las cifras oficiales: veintiséis muertos. Cuatro de los cuerpos nunca se recuperaron, entre ellos el del patrón del barco que era hijo de D. Eduardo Pérez Calvar, «Leta», precisamente armador del barco.
Aquel terrible suceso se convirtió en una manifestación de dolor de todo el pueblo moañés. Incluso el cardenal arzobispo de Santiago oficiaba en la iglesia parroquial un funeral, declarando aquel día de luto oficial con las banderas de la flota pesquera moañesa a media asta. Las fiestas en honor a su patrón, San Martín, fueron también suspendidas.
En el cincuenta aniversario del naufragio, en noviembre del año 2006, Moaña decide homenajear a los fallecidos y a sus familias dando el nombre de “Ave del Mar” a una de las calles del pueblo, así como un monolito de piedra con los nombres de todas las víctimas y una imagen del barco.
El naufragio del “Centoleira”, siempre en la memoria del pueblo de Moaña
5 DE ENERO DE 1964: El sardinero Centoleira es abordado y hundido por el pesquero Puente San Andrés.
En la madrugada de aquel domingo, el Centoleira navegaba cerca de la boya de Bouzas con 22 marineros que descansaban antes de volver a la faena.
En el puente iban el patrón y su sobrino. De repente, irrumpió en el medio de la oscuridad la silueta del Puente San Andrés. El abordaje se produjo en cuestión de segundos, sin tiempo de dar la voz de alarma.
El pesquero moañés fue dañado en la zona de popa sufriendo una gran hendidura que lo hundió en cuestión de segundos. El Centoleira era un pequeño barco de madera de 20,5 metros de eslora mientras que el Puente San Andrés era de hierro y medía 33,86 metros. Ante semejante desproporción, no fue de extrañar que el humilde barco moañés se hundiera mientras sus marineros dormían, sin tiempo de ponerse a salvo.
Pronto varias embarcaciones que se encontraban en la zona intentaron recoger los escasos supervivientes que, entre gritos y llamadas de auxilio, pedían ayuda desde el mar.
Todo el pueblo de Moaña se vio de nuevo sumido en un profundo dolor por una nueva tragedia relacionada con el mar y con sus marineros. Todavía con el recuerdo de la tragedia del Ave del Mar, otra vez un puñado de sus hombres eran arrancados de sus raíces por ese mar que daba de comer a sus familias.
En esta ocasión, la imprudencia de los marineros del Puente San Andrés sería la principal causa de la tragedia.
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