UNO DE LOS FUTBOLISTAS DE MOAÑA QUE JUGÓ EN EL CELTA
Texto elaborado por Óscar Rodríguez Martínez, socio de A Illa dos Ratos. Fotografías cedidas por el propio Lito.
A lo largo de la historia fueron varios los jugadores del Morrazo que pasaron por las filas del R.C Celta. Hoy vamos a dedicarle este artículo al moañés Manuel Costas Bermúdez “Lito” que defendió con honor la camiseta celeste durante cuatro temporadas a finales de los años 60 del siglo pasado y que fue subcampeón de España con los juveniles del Celta y también con la selección gallega, así como internacional juvenil y sub-21 con la selección española.
Fue el mítico Pepe Villar quien descubrió a Lito cuando jugaba en los infantiles del Industrial de Coia
Con 12 años y a pesar de su pequena estatura, nuestro protagonista destacaba entre los jóvenes que jugaban en los equipos aficionados que había por aquella época en Moaña y uno de los responsables fue quien tomó la iniciativa de hablarle de él a las personas que llevaban el Industrial de Coia, un club más serio que participaba en una liga organizada entre equipos de Vigo.
Sería precisamente un par de años después en un partido que Lito estaba disputando con este equipo cuando llamó la atención de Pepe Villar, una figura histórica dentro del celtismo y que en aquel momento buscaba nuevos talentos para el club. Pepe Villar se presentó en la casa de sus padres y después de conseguir su visto bueno, Lito se incorporó al equipo juvenil del Celta que entrenaba una vez a la semana y jugaba los fines de semana.
Poco a poco aquel menudo jugador empezó a ser más conocido y cuando llegó el momento el club no dudó en darle la oportunidad de formar parte de la plantilla del primer equipo.
Estando ya en los juveniles del Celta, Lito entró a trabajar Ascon como oficinista para que pudiese participar como jugador del equipo de la empresa en el Campeonato Nacional de fútbol de empresas
Curiosamente gracias a su valía como futbolista Lito entró a traballar en las oficinas de ASCON, el gran astillero de Meira, que disputaba un campeonato de fútbol entre empresas a nivel nacional. Con ese trabajo obtenía un salario y si el tema del fútbol no salía como el quería, quien sabe, igual podía ganarse la vida allí.
Lo que no sospechaba Lito era que el paso por la empresa iba a traerle al amor de su vida, una jovencita llamada Conchi que entró a trabajar como telefonista y que aunque estuvo poco tiempo en la empresa, porque convenció a sus padres para que la dejasen realizar estudios de magisterio, fue suficiente para que surgiese el amor entre los dos y se convirtiesen en pareja.
Cuando Lito subió al primer equipo del Celta su relación con Conchi ya estaba consolidada y dejaría su puesto de trabajo en ASCON para centrarse en el fútbol.
Con el equipo juvenil del Celta logró el subcampeonato de España de 1965 tras perder la final contra el Athletic de Bilbao en el que destacaban jugadores como Txetxu Rojo
Lito llegó al equipo juvenil del Celta que entrenaba Pepe Villar con mucha ilusión. Lógicamente era otra época y las condiciones en las que aquellos jovenes entrenaban en un club humilde como era el Celta dejaban mucho que desear. Además de unas instalaciones bastante precarias, la falta de medios hacía habitual que los juvenís heredaran las botas, camisetas y otro material que ya no servía para el primer equipo.
De hecho las botas de aquella época tenían unos tacos que se fijaban con puntas y as veces se soltaban y hacían daño en los pies. Con este panorama tuvo muchísimo mérito el gran papel que el equipo hizo en el Campeonato de España Juvenil de 1965.
Después de superar las fases previas a nivel gallego y de la zona noroeste, el Celta juvenil entrenado por Pepe Villar y del que formaba parte Lito, se enfrentó en las semifinales del torneo al Real Madrid, un club que por aquella época venía de escribir las páginas más importantes de su historia hasta aquel momento con sus éxitos en la Copa de Europa con D. Alfredo Di Stefano como estandarte.
La eliminatoria se disputó a dos partidos y el Celta conseguió eliminar al equipo blanco y se clasificó para disputar la final contra el Athletic de Bilbao que contaba con una muy buena hornada de jugadores como Txetxu Rojo, Estéfano o Blandino, que fueron capaces de endosarle un 0-5 al mismísimo F.C Barcelona en el partido de vuelta de su semifinal.
Aquella final se disputó en el Estadio Santiago Bernabeu ante 50.000 espectadores, como antesala de la final de la Copa del Generalísimo entre el Athletic de Bilbao y el Real Zaragoza. Se adelantaron los leones de San Mamés y empató el Celta con gol de Lito. Finalmente los bilbaínos marcarían otro tanto llevándose el partido por 2 a 1 y dejando con la miel en los labios a los nuestros.
Con la selección gallega sub-21 Lito también llegó a jugar una final del campeonato de España que perdieron los gallegos contra Valencia nen el estadio de Vallecas
Con la selección española sub-21 jugó en cinco ocasiones frente a Escocia, Islandia, Turquía, Alemania y Francia
A nivel nacional la carrera de Lito tuvo repercusión mediática por su participación con la selección española sub-21 en la que compartió vestuario con jugadores que posteriormente fueron importantes en el panorama futbolístico nacional como Carles Rexach, Asensi o Quique Costas.
De esta etapa, en la que el diario Marca llegó a apodarlo como “el torito de Moaña” por su bravura, Lito recuerda especialmente el viaje a Islandia por su duración, las múltiples escalas y por el contraste respecto a nuestra tierra ya que se encontraron una ciudad muy fría, silenciosa, en penumbra, y unas persoas que además de tener un idioma muy diferente al nuestro tenían un carácter muy introvertido.
El partido más importante para Lito con la sub-21 fue el que disputó contra Francia en el estadio de Vallecas donde la selección española venció por 4-1 con dos goles de Lito.
Lito subió al primer equipo del Celta en la temporada 65/66 junto con otros jugadores de la cantera celeste y permaneció en el club durante cuatro temporadas en la Segunda División
El Celta de aquella época era un equipo humilde que contaba con una gran afición formada en su mayor parte por gente de mediana edad y que llenaba Balaidos en cada partido. Los cuatro días de entrenamientos semanales se hacía en el campo del Lagares y de vez en cuando, sobre todo con la incorporación de un preparador físico en la temporada 68/69 llamado Ortega, salían a correr hasta Castrelos, hacían allí unos ejercicios físicos y volvían a Balaidos.
El fútbol era muy diferente al actual: los campos estaban embarrados, los balones se volvían pesados con el auga y los vestuarios eran “una habitación con bancos, perchas y poco más”.
Cuando te llevabas un golpe o tenías una lesión, la solución era un “pinchaso de cortisona” y a correr. Lógicamente eso tenía consecuencias en el físico de los jugadores que se retiraban mucho antes que ahora y arrastraban problemas físicos no solo mientras estaban en activo, si no el resto de su vida.
Cuando Lito llegó al primer equipo del Celta, el club militaba en la Segunda División. Como ya dijimos, era internacional sub 21 compartiendo concentración con grandes jugadores y tenía cartel de delantero goleador, rápido y buen rematador de cabeza a pesar de su estatura.
Para la temporada 65/66 subieron al primer equipo Quique Costas, Félix Carnero, Luís Villar, el propio Lito y Manolo, que posteriormente sería apodado “O gran capitán” por su larga trayectoria en el club y su capacidad de lider a sus compañeros. La llegada a un vestuario profesional por parte de estos canteranos les exigió un período de adaptación, sobre todo por las jerarquías internas que ejercían los jugadores más veteranos como Rivera, Las Heras o Pedrito.
El Celta fichó del Racing de Santander al gran goleador Abel, un jugador técnico y oportunista dentro del área que aún hoy es el máximo goleador de la historia de la Segunda División y a lo largo de la temporada fueron dos los entrenadores que pasaron por el banquillo celeste: Rafa, que había llevado al Pontevedra C.F do “Hai que Roelo” a Primera, y posteriormente César, el mítico ex jugador del F.C Barcelona.
Lito jugó aquella temporada 4 partidos debutando en una visita del Real Oviedo a Balaidos con victoria del Celta por 2-1 y anotando su primer y único gol en el partido ante el Burgos en el Plantío con derrota céltica por 3-2. Ese año el máximo goleador fue Abel con 26 goles pero el Celta se quedaría a las puertas del ascenso perdiendo en la promoción contra el Sabadell.
En la temporada 66/67 Lito gano protagonismo pero el Celta acabó como tercer clasificado por detrás de la Real Sociedade y el Sporting de Gijón, fuera de los puestos de ascenso y promoción, por lo que César dejo su cargo. Lito, que participó de 23 partidos, quedó segundo máximo goleador del equipo con 7 tantos por detrás del mítico Abel con 17.
Para el inicio de la temporada 67/68 la federación anunció una restructuración de la liga de Segunda División, que hasta aquel momento estaba compuesta por dos grupos de 16 equipos, de forma que pasaría al año siguiente a comprimirse en un único grupo de 20 equipos, por lo que los últimos 8 clasificados de cada grupo pasarían a Tercera División.
Con el objetivo primario de no verse afectado por esa circunstancia, el Celta fichó para el banquillo a Eizaguirre que repetió de nuevo un decepcionante tercer puesto en liga. Pero ese año el Celta tuvo un gran papel en la Copa del Generalísimo alcanzando las semifinales después de un partido de desempate contra el Elche en el Bernabeu que se decidió con un gol precisamente de Lito. El rival en semifinales sería el todopoderoso Real Madrid. El Celta ganó 3-2 en la ida que se disputó en Balaidos pero en la vuelta, con una discutida actuación arbitral a cargo de Ortiz de Mendibil, el Real Madrid vencía 3-0 dejando en la cuneta a un equipo que salió del campo con la cabeza bien alta.
Y llegó la temporada 68/69. El club hizo un gran esfuerzo para lograr el ansiado ascenso a Primera División diez años después y por fin se logró con Abel de nuevo como máximo artillero con 13 goles. Lito participó únicamente de 13 partidos anotando 2 goles ante Rayo y Burgos.
Al acabar esa temporada, tras 58 partidos como celeste, el club le comunicó a Lito que iba a ser incluído en una operación por la que el Celta se haría con un jugador del Racing de Ferrol que se llamaba Juan y él recalaría en el club de la ciudad departamental que acababa de ascender a Segunda División.
Debido a esto, Lito no tendría la oportunidad de jugar en Primera con el Celta a pesar de que, como ya dijimos anteriormente, en su última temporada el equipo había logrado el ansiado ascenso después de una década en Segunda División. Aceptó marcharse porque en el Celta no tenía los minutos que necesitaba, sobre todo por la presencia del goleador Abel, y también porque le triplicaban la ficha.
Esa temporada el Racing de Ferrol conseguió mantenerse en la categoría de plata del fútbol español pero la directiva consideró que no se habían cumplido las expectativas creadas y le ofrecieron a Lito la carta de libertad al considerar que su ficha era demasiado alta para el rendimiento que había tenido a lo largo de la temporada.
Fue entonces cuando Lito, ejerciendo de representante de si mismo, le escribió una carta a César, que en aquel momento entrenaba al Hércules de Alicante, para hacerle saber su disposición para incorporarse al club herculano a coste cero. César conocía las prestaciones que podía dar Lito de cuando lo había tenido a sus órdenes en Vigo y se mostró encantado de incorporarlo a su cuadro de jugadores manteniéndole la ficha que cobraba en el Racing de Ferrol.
Y para allá se fue Lito acompañado de su inseparable Conchi durante dos anos que recuerda con cariño, pero echaba su tierra de menos lo suficiente como para tomar la decisión de volver a Cangas y dejar el fútbol profesional con 24 años. Para seguir activo se incorporó al Alondras que militaba en 3ª División y se centró en construír una vida en familia al lado de Conchi. En los años siguientes montó primero una sala de juegos y posteriormente, en el mismo local la librería Maraxe, ya en los años 80 y que aún existe hoy en día en la Avenida de Marín de Cangas.
A día de hoy Lito sigue teniendo buena relación con muchos de sus ex compañeros, sobre todo con Luis Villar pero también con el gran capitán Manolo y con Quique Costas, que en varias ocasiones cuando eran juveniles lo invitó al chalet que su familia tenía en el Castro
También sigue en contacto con el resto de jugadores que coincidieron con él. De hecho se reúnen una vez al año en los actos que organiza la asociación de jugadores del R.C. Celta.
En ellas recuerdan con cariño muchas anécdotas y vivencias como aquel derbi contra el Depor en Riazor en el que el pequeño Lito le quitaba todos los balones de cabeza al corpulento central Campanal, las concentraciones en el parador de Baiona, las sesiones de baño y masaje después de los partidos en Cuntis y Caldas o aquellas interminables viajes en el autobús que la Sociedad Gallega en Cuba le regaló al Celta y con el que cruzaban la península antes de que fuera posible viajar en avión.
Queremos dar las gracias a Lito y a Conchi por colaborar con nuestra asociación y permitirnos contar esta historia tan interesante llena de vivencias, fútbol y vida.
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