EL TRABAJO DURO Y EXIGENTE EN LAS «CARREIRAS».
Texto elaborado por Óscar Rodríguez Martínez, socio de A Illa dos Ratos, a partir de diversas fuentes y tomando como base la información de los paneles explicativos del propio Museo das Carreiras de Meira en Moaña.
En una guía informativa publicada en 1943 en la sección dedicada a la Parroquia de Meira decía:… “a unos cientos de metros de la ciudad del olivo, a la que une un lago tranquilo, esta Meira, centro fabril de hiladuras.
Sus numerosas fábricas en tiempos normales emplean alrededor de mil trabajadores de ambos sexos y sus producciones especiales de cordeles, jarcias y jaretas, son conocidas como las que abastecieron al mercado durante la guerra. En la misma publicación como lema publicitario se decía: «La cordelería de Meira admite competencia en precios pero no en calidad « .
La principal materia prima utilizada en las Carreiras era el cáñamo de distintas calidades, aunque también se trabajaban otras fibras vegetales
Aunque en las Carreiras también se trabajaban materiales como el lino, la palma, la pita y la fibra vegetal, lo cierto es que la principal materia prima con la que se elaboraban los diferentes hilos era el cáñamo.
Este material procedía habitualmente de la localidad alicantina de «Callosa de Segura» aunque hay constancia de que durante la guerra civil, al quedar esta localidad en la zona republicana, hubo unos meses en los que la industria se detuvo y acabó recurriendo a otros proveedores de Aragón y Castilla y León, especialmente de los almacenes de Astorga y La Bañeza, que, eso sí, enviaban cáñamo de menor calidad.
En ocasiones el cáñamo ya estaba elaborado y listo para trabajar, pero lo más común era que viniese en rama, por lo que la preparación previa se hacía en las propias fábricas de cordelería. En este caso, venía en moños, se rastrillaban (peinado con un peine similar al lino) para quitar las impurezas y una vez preparado, se pesaba y almacenaba en estrigas.
Estas estrigas se distribuían posteriormente entre las trabajadoras al inicio de la jornada laboral y debían utilizarse de forma muy eficiente. Para ilustrar esto contamos con el relato de una antigua trabajadora que contaba que “Al inicio de la jornada se repartían por cada rueda tantas estrigas para el trabajo del día… y tenía que dar lo justo ¡. Si a la noche faltaba un solo hilo de cáñamo teníamos que pedirlo… ¡ había cada discusión ¡ porque si no daba el cáñamo quería decir que lo habíamos hilado gordo y la «bolicheta» tenía que ser muy fina”.
El proceso de fabricación implicaba a cuatro trabajadoras en cada rueda de forma que una de ellas rodaba y tres hilaban
Las ruedas que se usaban para hacer las cuerdas y los cabos artesanales eran de madera, de aproximadamente un metro de diámetro, con un canal alrededor de ellas, estaban ancladas en el banco y giraban sobre rodamientos.
Para comenzar el trabajo, las hiladoras llevaban colgadas del cinturón unas estrigas de cáñamo que ataban a las «carruchas». Cuando la rodadora hacía girar la rueda con la manivela que estaba detrás del banco, esta a través de unos cabos a modo de poleas, hacía girar las cuatro «carruchas» que estaban colocadas en la cruz (tres para hilar y una para hacer la sobrevuelta).
La cruz estaba ubicada en un extremo del banco y tenía cuñas para tensar más o menos la polea que los conectaba a la rueda. Mientras tanto, las hiladoras caminaban hacia atrás formando un delgado hilo fino de cáñamo de la misma manera que en una «rueca» o rueda giratoria.
Mientras realizaban su trabajo, las trabajadoras de las carreira tenían su propia jerga para llamar a las hiladoras. Así la hiladora que portaba el hilo central se llamaba MICHE, luego a cada lado había dos hiladoras que eran las FORÁNS, la de su derecha se llamaba DESÁ y la de su izquierda DALLÁ.
Al hilar en largos tramos, también tenían señales que consistían en movimientos con la cabeza a través de los cuales daban instrucciones para que el trabajo fuera todo igual y tuviera un óptimo acabado.
Antes de darle el pulido final, tenían que «remojar las estacadas»
Algunos productos elaborados con cuerda más gruesa, como las «trallas» y las «malletas», antes de salir de la Carreira, pasaban por el pilón donde se remojaban para pulirlos y mejorar su apariencia de cara a su presentación en los mercados.
A esta fase se le llamó «remojar las estacadas» porque una vez terminada, se enredaba con el brazo en unas maderas y se colgaban de una estaca (en cada estaca cogían 12 o 13 madejas).
Después del remojo, se estiraban y antes del pulido final, se raspaban con cepillos de alambre u otros ingenios para quitarles las «arestillas«, una especie de serrín que sobresalía. Algunas trabajadoras contaban que «a menudo los rascábamos con alambre de los que vienen en los metálicos de las camas«. Posteriormente le pasaban un paño seco para darle brillo.
Después del proceso artesanal, se obtenían diferentes tipos de productos elaborados
A los diferentes tipos de hilos y cabos que se obtenían, se les identificaba por una numeración y se les daban diferentes nombres en función de la sección, nivel de acabado y finalidad para la que fueron fabricados. Los tipos de hilos más conocidos eran:
- La bolicheta: Hilo muy fino que se utilizaba principalmente para atar y confeccionar palangres para la pesca de la castañeta, el besugo y la merluza.
- Palangres para congrio y pulpo: Era como la bolicheta pero un poco más gorda; así lo explicaba una trabajadora: “ El palangre para la pesca del pulpo y el congrio se hacía sobre una rueda de colchar y se enrollaba al revés con tres hilos. Los de Cangas venían a buscar aquellas bolichetas para hacer unos sedales”.
- Los hilos de armar: se utilizaban como su nombre indica para armar aparejos y copos.
- El golerón: También se empleaba para hacer redes.
- La fisca: Utilizado en aparejos de arrastre.
Tanto la bolicheta como los hilos de armar se elaboraban con hilo muy fino, como un cabello, a partir del cáñamo de mayor calidad.
También se fabricaban productos como:
- Roletes, trallas y malletas: elaborados con cáñamo de segunda, también llamado «clarillo» o «estopa«, resultado de la parte más ruda del cáñamo en el momento de ser restregado. El destino de estos productos era hacer cabos finos para amarrar las embarcaciones y para el arte de la ardora.
- Armado de aparejos: además de fabricar hilos y cabos, algunas Carreiras también armaban redes y aparejos para abastecer a las empresas armadoras.
- Hilos para zapateros : Existe abundante documentación, cartas y facturas que nos muestran otro sector que se abastecía de las Carreiras: el de los zapateros, ya que los hilos de cáñamo se utilizaban para coser en la confección y reparación de zapatos. La mayoría de estos envíos tenían como destino la zona de Ourense.
Las trabajadoras de las Carreiras llegaron a fundar un sindicato
Las décadas de 1930 y 1940 fueron el período de mayor crecimiento en esta industria. En ese momento contaba con más de 700 personas empleadas en este oficio de forma directa, en su mayoría mujeres, y con un sindicato denominado «Sociedad de Hiladoras y Oficios Varios LA DEFENSORA«, que tenía su sede en la antigua escuela de la Porta do Sol.
Este movimiento estaba liderado por Enedina Esperón González y Eugenio Gayo Santomé quienes, por su actividad sindical, acabarían siendo represaliados durante y después de la guerra civil de forma que ella acabaría presa en Pontevedra y él en el Lazareto de San Simón.
La lucha sindical de «LA DEFENSORA» tuvo su apogeo cuando convocó una gran huelga en julio de 1933, tras la cual finalmente se estableció una jornada laboral de ocho horas.
Para ilustrar el cambio que supuso este logro, conocemos un testimonio de primera mano que habló de las condiciones laborales de aquellas mujeres hasta entonces: “trabajábamos de estrella a estrella, incluso los domingos y festivos, según demanda, … a veces hasta teníamos que hacer el trabajo con luces de carburo… había quienes traían a las hijas pequeñas a la Carreira para agarrar la lámpara mientras hilábamos, después les dábamos propina”.
El declive de las Carreiras estuvo marcado por la automatización de los procesos y la aparición de materiales sintéticos como el nylon
A partir de los años 60, con la competencia de otros materiales sintéticos como el nylon, el uso de máquinas, cada vez más automatizadas, y la llegada al mercado de nuevas artes ya elaboradas, hicieron que esta importante industria de las Carreiras dedicadas a la producción artesanal de hilos desapareciese progresivamente.
De hecho, esta tendencia ya se apreciaba incluso desde la década de 1950, cuando su actividad se fue reduciendo y solo con la llegada de las bateas, las Carreiras lograron sobrevivir fabricando cuerdas para el cultivo de mejillones hasta que esta actividad también cesó definitivamente.
Para finalizar este artículo, os dejamos un vídeo de cómo se trabajaba el cáñamo de forma artesanal en la localidad alicantina de Callosa del Segura, donde incluso tienen el «Museo del Cáñamo«.
Óscar Rodríguez Martínez
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Óscar Rodríguez Martínezhttps://ailladosratos.org/es/author/oscar/09/02/2021
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Óscar Rodríguez Martínezhttps://ailladosratos.org/es/author/oscar/11/02/2021
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Óscar Rodríguez Martínezhttps://ailladosratos.org/es/author/oscar/11/02/2021
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Óscar Rodríguez Martínezhttps://ailladosratos.org/es/author/oscar/12/02/2021
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