HOSPITAL DE PEREGRINOS Y POBRES DE CANGAS
Texto elaborado por Liliana Cancelas Gargamala, socia de A Illa dos Ratos y Guía Oficial de Galicia. Fotografía cedida por la oficina de turismo de Cangas.
La conocida Capilla del Hospital de Cangas recibe ese nombre por ser, precisamente, la capilla del hospital de peregrinos y pobres con el que contaba la villa. No debemos entender por “hospital” lo mismo que hoy en día, si no que este tipo de instituciones eran más bien una residencia o lugar de acogida para pobres, a cargo de la Iglesia, dentro de su labor de beneficencia.
Los hospitales de la época eran instituciones modestas
La modestia de los hospitales de la época sólo permitía sacar de los rigores del invierno y proporcionarles una cama a los enfermos pobres, los llamados pobres “ostiatim” (los que pedían por las puertas) y a los viajeros accidentados que no podían costearse otra ayuda. A veces, en esta institución también se acogía a algún peregrino que llegaba por mar, …
La falta de medios hacía imposible pagar cualquier servicio sanitario, que eran caros, o incluso proveerse de las medicinas necesarias y sólo los que gozaban de cierto prestigio como Toledo, Granada o Santiago de Compostela tuvieron médicos a su servicio.
Eventualmente, cuando había fondos o los vecinos ricos daban limosna, podían proporcionar caldo caliente o sopa o cambiarles los harapos que vestían por otros en condiciones menos malas que donaba algún vecino con posibles y que había fallecido recientemente.
La villa de Cangas ya tenía hospital en 1543
No sabemos la fecha concreta de su fundación, pero sabemos que en 1543 ya existía un hospital en Cangas, gracias a un listado de vecinos de ese año en el que figuran las cantidades que debían pagarse al fisco. En este listado se menciona que un tal Juan González do Espital (hospital) debía pagar dos reales. Ese Espital es una referencia explícita al hospital, y podemos aventurar que fuese uno de los cuidadores del mismo.
No se conserva una relación detallada de noticias sobre el hospital, sino que lo que se conoce son siempre hechos aislados.
Un vecino de Cangas deja dispuestas varias misas en 1577, una de ellas habrá de celebrarse en la capilla del “hospital de la villa”. Pero no especifica si la capilla ocupaba una edificación aparte o si la casa del hospital hacía a veces de capilla para posibilitar que los enfermos oyesen la misa.
Gracias a los informes del visitador arzobispal se conoce que:
- en 1588, el hospital está compuesto de una casita terreña: planta baja y sin enlosado
- unos años después, los cuidadores vivirían en una casita del mismo tipo que sería construida al lado de la anterior
- en el año 1598, el visitador arzobispal indica que el hospital cuenta con cuatro camas pero ninguna renta, por lo que su actividad dependía del dinero que le proporcionase el Regimiento (Ayuntamiento) y de la caridad popular
- unos años más tarde, en 1617, los turco-berberiscos asaltan la villa y, en el informe que se envía a las autoridades, se dice que el hospital había resultado quemado
- en un informe de 1649 se señala que el hospital cuenta con una capilla
La crisis del siglo XVII causa la desaparición del hospital
En el último tercio del siglo XVII, la falta de recursos provocada por las crisis, las guerras y la falta de limosnas provocan la desaparición paulatina del hospital. Una vez desaparecido, el archivo diocesano de Santiago cuenta que los pobres y transeúntes de la villa reciben cuidados en una casa particular y que los gastos derivados de esta actividad corren a cargo del Regimiento de la villa.
En estas fechas la capilla del hospital sigue recibiendo algunas misas en honor de su patrona, Nuestra Sra. de la Concepción.
Lo que queda claro de estas escasas referencias es que, desde su fundación, el conjunto formado por el hospital y sus dependencias nunca dispusieron de los medios necesarios para su funcionamiento y mantenimiento.
De este primitivo hospital puede que aún conservemos algo. Si atendemos a una hipótesis plausible, el arco que se conserva en el interior del bajo de la “casa de Barbicas”, junto a la ex-colegiata, habría sido originalmente el arco de entrada del hospital.
Fotografía tomada en el interior de la edificación conocida como Casa Barbicas, situada al lado de la ex-colegiata, y en la que se aprecia el arco que podría ser la entrada al antiguo hospital.D. Gonzalo de Nogueira y Araújo, reconstruye el viejo hospital
Como explicamos en nuestras rutas «Cangas 1617, La defensa de la Villa» e «Cangas 1617, Otro punto de vista«, tras el paso de los turco-berberiscos, el ya de por sí precario hospital, se encuentra en estado casi ruinoso. Y así lo encuentra el clérigo D. Gonzalo de Nogueira y Araújo cuando llega a Cangas entre 1695 y 1700 para ser prior en la colegiata de Cangas.
Preocupado por su legado, a partir de 1704 decide reconstruir el viejo hospital esta vez con capacidad para cinco camas y hacer una nueva capilla. Esta se iniciaría en 1711 y se terminaría en 1715.
El hospital estaba ahora conformado por:
- una casa terreña de aproximadamente 40 m2 con suelo de tierra y techo mixto de paja y teja
- una casa de las mismas características para vivienda de los cuidadores
- una capilla
- un hórreo de madera en el atrio de la capilla donde se guardaba el grano, resultante de los cobros de los décimos en maíz, que les pertenecían al hospital y a la capilla
El hospital desaparece en los últimos años del siglo XVIII
Tras la muerte de este clérigo se lee su testamento, donde legaba 30 000 reales de plata (toda una fortuna si tenemos en cuenta que una casa costaba 2 000 reales). De ese dinero, 28 600 reales correspondían a auxilio del hospital y el resto debía quedar para fondos de la capilla.
A partir del último tercio del siglo XVIII, pese a tener estos fondos para su mantenimiento, el hospital sufre una situación dramática (no siendo este el caso de la capilla) que se agrava con la llegada del siglo XIX.
Cuando el gobierno liberal toma el mando en 1820, promulga una ley de extinción de vínculos que, entre otras medidas, permitía enajenar las propiedades de fundaciones. Amparado por esta ley, uno de los por entonces patrones del hospital, Juan Ignacio Zabala y Durán, vende algunas propiedades vinculadas al hospital para afrontar las deudas de la Fundación.
De la renta de 25 reales que pertenecían al hospital ahora sólo percibe 8, que se adeudan. Este hecho provoca que las dos casas del hospital no pudiesen ser reparadas y acabasen en ruina.
Además, el huerto del hospital sufre la destrucción de sus frutos a causa de, parece ser, las gallinas de los vecinos y de los palos para colgar redes que son fijados en el cercado del huerto. A partir de ese momento, sólo la capilla dispone de algún censo no redimido y no se hacen otros nuevos.
Después de años de actividad, el hospital desaparece paulatinamente antes de la llegada del siglo XIX y del antiguo conjunto sólo permaneció la capilla hasta su desmantelamiento en 1966.
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La Capilla del Hospital (II): La Capilla » A Illa dos Ratos
[…] al pie del mar, en los Xardíns do Sinal. Si en un anterior artículo hablábamos del desaparecido hospital que le dio nombre, hoy nos vamos a centrar en la propia […]