FÉLIX SOAGE, EL GRAN FILÁNTROPO DE CANGAS.

Texto elaborado por Óscar Rodríguez Martínez, socio de A Illa dos Ratos, a partir de información facilitada por Fernando Cuñarro Pintos, secretario de la A.C A CEPA y de Lois Guimeráns Rial y Antonio Graña Graña, coautores del libro «Ao filántropo cangués D. José Félix Soage Villarino».

José Félix Soage Villarino nació en la calle Real de Cangas el 4 de Abril de 1844 en el seno de una familia humilde y marinera. Siempre tuvo voluntad e iniciativa para el trabajo y por eso con solo catorce años, el ocho de julio de 1858, embarcó camino de Buenos Aires donde lo esperaban sus tíos Xosé Manuel Soage y Xosé F. Villarino que lo acogerían como empleado en el almacén de Ramos Generales y ultramarinos que regentaban.

Los almacenes de Ramos Generales, una evolución de las «pulperías»

Originalmente en aquellas tierras lo que había eran las llamadas “pulperías” que eran almacén, tienda, taberna y casa de juego, lugar de encuentro de los paisanos donde se juntaban los gauchos a conversar de las novedades. Lugar de cita para la bebida con horarios adaptados a sus comenencias y al periodo entre pagas que permitían el abuso del alcohol.

Pero con la llegada de una inmigración de más nivel, la sociedad comenzó a convertirse en más cosmopolita y compleja provocando el declive de las pulperías y el nacimiento de los almacenes de Ramos Generales, precursores de las tiendas especializadas que aparecieron a finales del siglo XIX.

Aquellos establecimientos de Ramos Generales vendían de todo: productos nacionales e importados, generalmente atados a compromisos con los grandes terratenientes de la zona. De esta forma se podía pagar con “notas” emitidas por los patrones de estancias o llevar una “libreta de fiado”, pionero sistema de crédito sin intereses. Sus clientes eran los típicos gauchos argentinos que se proveían de comestibles y de utensilios para sus faenas de campo.

Por su valía Soage pasó de ser un simple dependiente a ser el gerente de los negocios familiares 

En ese trabajo en el almacén de Ramos Generales pasó Félix Soage nueve años hasta que su pariente Juan C. Martínez lo puso de gerente de los variados negocios que tenía. A partir de ese momento en el pensamiento de nuestro protagonista comezaron a aparecer aspiraciones de llegar a ser como uno de los muchos emigrantes dedicados al comercio que lograron independizarse rápidamente y compraron tierras, convertiéndose en propietarios latifundistas.

Encontró una Argentina con mucho por hacer

En aquellos tiempos Argentina era un país que se estaba haciendo. Las familias gallegas allí instaladas reclamaban gente joven para atender los trabajos del campo y los negocios.  La mayor parte de los emigrantes gallegos se establecieron en la ciudad de Buenos Aires que concentraba a casi la totalidad de la población y se incorporaron a la incipiente industria porteña. El resto del país era casi un continente desierto.

Con la independencia argentina triunfa un modelo económico constituído por una clase terrateniente propietaria de grandes extensiones de territorio ganado en la conquista del desierto y comienza una etapa de ordenamiento y construcción de un país agro- exportador de lana, cueros, carne y trigo. 

Este modelo de país necesitaba gente emprendedora,  mano de obra barata para el campo y ganar espacios desiertos hacia el sur frente a Chile, su enemigo geopolítico.

Una de las corrientes colonizadoras de gallegos se dirigió, con el objetivo de colonizar la Pampa, a las tierras de Tuyú, en el Partido de Dolores (provincia de Buenos Aires), zona esta de buenos pastizales para el ganado. 

En 1880 Félix Soage decide invertir en unas tierras y iniciar en ellas una importante actividad agropecuaria

Durante los trece años que le duró el empleo al frente de los negocios familiares, Félix Soage logró hacerse con unos buenos ahorros. En enero de 1880, gracias a ellos y a un préstamo bancario, logró comprar una extensión de 16.000 hectáreas de tierra en la zona de Casares dentro de la gran provincia de Buenos Aires, es decir cuatro veces la superficie aproximada de Cangas, su villa natal.

En los establecimientos del campo Soage empleaba unas latas de esquila para el pago por los trabajos en esa actividad.

Estas corresponden al valor 50 de vellón y un vellón ambos punzonados en bronce con la marca número 76.671 del antiguo Partido del Tuyú, según se observa en el  Registro de Marcas de la Provincia de Buenos Aires de 1899. (Las imágenes de las latas se incluyen por gentileza de Adolfo Santa María con la autorización del Centro Numismático de las Sierras del Tandil).

Félix Soage fue comprando cabezas de ganado ovino y en poco tiempo contaba ya con 20.000 ovejas. Tuvo que soportar y sobreponerse a uno de los momentos más amargos de su vida cuando una gran inundación en sus tierras casi lo deja sin ganado.

Su tesón, paciencia, inteligencia y resistencia hizo que Soage realizase las obras necesarias para evitar futuros asolagamientos. Diseñó sistemas de riego, construyó bebederos para el ganado y consiguió pastos recuperando su actividad y la rentabilidad en la venda de cuero, carne y ganado ovino.

En un articulo publicado en la revista argentina «El Hogar» podiamos leer:

“Y con la paciencia de una hormiga cumple allí una tarea que después atraerá la atención de los entendidos: abre canales, teje una compleja red de desagües, levanta a mano los niveles llenos de barro que retira de los bajos, y efectúa toda esta labor personalmente y de sol a sol, con la energía necesaria para solucionar el grave problema.

Por fin pudo domar la adversidad, la lluvia es ahora una bendición sobre los campos, el agua fluye por las obras, alimenta los lugares  más secos y nutre los campos de alfalfa y pastos tiernos, que surgen gracias a los bebederos y a las pilas.

Así podemos ver a José retornar a sus riquezas y al engorde de sus animales estendiéndose en pastizales dispersos en sus 16.000 hectáreas redimidas por una ratificación de valor y esfuerzo, impregnado por una noble causa. Durante veinte años, Soage, se dedicó de lleno a las actividades agropecuarias”.

En 1904 se trasladó a Buenos Aires, comprando una finca en la calle Uruguai 1602 donde se dedicó a sus negocios mientras se despertaba en él una «morriña» que se había ido acumulando en tanto tiempo de sacrificio y que con duro trabajo lo había llevado a tener una situación económica muy desahogada.

Félix Soage en su despacho de Buenos Aires.

Félix Soage respondió cuando Cangas precisó su ayuda

Mientras nuestro protagonista hacía “las américas”, en Cangas la vida transcurría con normalidad al lado de la ría.

En una noche de temporal, una galerna muy grande con fuerte viento, lluvia y marejada, se llevó por delante los puestos que utilizaban las mujeres de los marineros para la venta del pescado y castigó bravamente toda la costa. El temporal golpeó toda la noche, rompiendo los muros de contención y las instalaciones de los muelles.

La población quedaba resígnada y con una sensación de desamparo como nunca antes se había visto. Las mujeres, cargadas de años, tenían que trabajar a la intemperie y refugiarse en los portales cuando llovía para poder vender sus mercancías en los puestos que se había llevado el temporal.

Cuando esta noticia llegó a Buenos Aires, Félix Soage haciendo gala de su puro amor a la tierra, y con el cariño que siempre le tuvo a la Villa de Cangas que lo acunó en su infancia, inmediatamente ordenó redactar un proyecto  al arquitecto vigúes Jacobo Estens, para la construcción de un moderno mercado de abastos en el punto más céntrico de la villa, próximo al puerto, donde las mujeres volvieran a abrir sus puestos al abrigo de vientos y lluvias.

El proyecto contemplaba una superficie de 2.000 m2, con cámaras frigoríficas, puestos para frutas, legumbres, aves y sobre todo un amplio espacio para la sal y la venta de pescado fresco. El valor de la obra fue de 163.000 pesetas de la época que fueron aportadas en su integridad por el benefactor cangués.

Las obras de construcción del edificio de la Plaza de Abastos-Mercado de Cangas, se iniciaron en el año 1923 y en ese momento el sindicato Alianza Marinera, le hizo llegar una carta de agradecimiento al Sr. Soage, que les respondió lo siguiente: ”es para mí un motivo de satisfacción que las obras sean consideradadas como útiles para los habitantes de mi pueblo natal. Dichas obras son para mí, una de las más gratas aspiraciones”.

Vista de la Plaza de Abastos de Cangas tras su inauguración.

Hizo gala de su faceta solidaria en Cangas pero también en Argentina

Pero la faceta solidadaria de este ilustre cangués non quedó ahí. En Argentina también realizó numerosas donaciónes a Sociedades de Beneficencia de la emigración, acciones por las que el gobierno español le concedió a Félix Soage la Gran Cruz de la Beneficencia: 

  • Financió una sala de primeros auxilios en Daireaux en el Partido de Caseros, lugar donde realizó su fortuna.
  • Dedicó doscientos mil pesos al levantamiento de un pabellón hospitalario en la ciudad de Temperley.
  • Financió una sala en exclusiva para los cangueses emigrados a Argentina en el Hospital Español de Buenos Aires.
  • Fundó varias bibliotecas de barrio.
  • Ayudó de forma constante a la Benemérita Sociedad de Hermanos de los Desamparados, al Patronato de la Infancia, al Patronato Español, y a la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Buenos Aires.

Todas las navidades Soage recorría los hospitales infantiles para repartir juguetes, ropa y dulces. En 1919 Soage le otorga a la Sociedad Española de Socorros Mutuos la cantidad de 25.000 pesos, por la cúal la entidad lo nombró socio honorario.

En Cangas además de su gran contribución para el edificio de la plaza de abastos, Félix Soage también participó en otras obras benéficas enviando dinero para:

  • La construción de una escuela para niños sin recursos.
  • Proyectos de abastecimiento de la traída de aguas.
  • Obras de mejora de muchas calles y algunos jardines de la villa.
  • Obras de restauración y construcción de las bóvedas de la Iglesia- Ex Colegiata de Cangas, así como la donación de un nuevo órgano de gran potencia, obra de Alberdi.

Esta importante labor altruísta fue muy valorada por los vecinos de Cangas que le enviaron un álbum con las firmas de todos transmitíendole su agradecimiento.  

Falleció antes de la inauguración de la Plaza de Abastos

Lamentablemente este reconocimiento de su labor no llegó a ser disfrutada en vida por Felix Soage ya que el 8 de abril de 1924, el gran filántropo de Cangas moría en Buenos Aires, lejos de su Cangas querida, de la que tanto se acordó con sus obras y sus pensamientos.

La tristeza desoló al pueblo de Cangas cuando llegó la noticia de su fallecimiento. El Ayuntamiento de Cangas, queriendo agradecerle todas las donaciones recibidas, encabezó una iniciativa para levantar una estatua en la Alameda de la villa por suscripción popular. Ese fue el origen de la obra encargada al destacado escultor cambadés  Francisco Asorey que incluye grabada la frase «Cangas al filántropo José F. Soage Villarino» (1925), en homenaje póstuma a este cangués tan ilustre.

Escultura de Asorey presidida por un busto de Soage junto a un home que curiosamente esta basado en un marinero de Cangas.

Aunque Félix Soage no pudo asistir a la inauguración del edificio del Mercado de Cangas, su gran donación,  se realizó un acto de entrega a favor del Ayuntamiento el día 31 de Agosto de 1925, en presencia del Gobernador Civil, Sr Obispo, Presidente de la Diputación y el alcalde de Cangas D. Pedro Rodríguez, y  en representación de los herederos de José Félix Soage, asisitieron sus sobrinos, Benigno García Soage y Emilio Lorenzo.

Además de esta escultura, para recordar a este cangués universal que de un modo altruísta tanto colaboró con la villa de Cangas, tenemos una calle que lleva su nombre y también se le puso “Xardíns de Félix Soage” como nombre oficial de la Alameda Vella.

Óscar Rodríguez Martínez
Presidente A Illa dos Ratos en | + artigos

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